Mayo de 1890. Vincent Van Gogh llega a Auvers-sur-Oise donde se instala en la modesta pensión Ravoux. Allí traba amistad con el Doctor Gachet, admirador de su obra y con su hija Marguerite, con la que intima una relación de amistad y amor. Entregado a la pintura, obsesionado con captar el fluir de la naturaleza y retratar a los personajes que va conociendo, bascula entre sus estancias en casa de su hermano Theo y sus encuentros con la prostituta Cathy.