La cinta narra uno de los momentos más controvertidos del Antiguo Testamento: cuando Dios ordena a Abraham que sacrifique a su hijo Isaac en el monte Moriah. Mientras viaja hacia el lugar del
sacrificio, junto a Isaac y dos sirvientes, a Abraham le invaden vívidos recuerdos de los años que él y Sara pasaron anhelando el hijo que se les había prometido, el hijo que ahora debía depositar sobre el altar. Respondiendo preguntas ancestrales sobre por qué el Señor requeriría tal sacrificio, SU UNICO HIJO explora profundamente la relación de la humanidad con Dios y alienta a los espectadores a cuestionarse: ¿Podría mi fe seguir en pie si me pidiesen tal sacrificio?