Inglaterra, siglo XIX. La joven Victoria es coronada reina de Inglaterra. Pretende hacerlo lo mejor posible para que su país prospere. Sin embargo, la familia y su consejero de confianza, Lord Melbourne, planean un matrimonio para ella. Se casará con el príncipe alemán Alberto. Pero Victoria ve su futuro de otra manera y decide abandonar Londres por unos días.
Se marcha a París. De camino a Francia, se aloja de incógnito en una pequeña taberna de Dover con una baronesa. Allí conoce por casualidad a un hombre apuesto del que se enamora perdidamente. Más tarde, sin embargo, en circunstancias muy extrañas, resulta que el hombre apuesto es el propio príncipe Alberto.