Wilson es un agente de la comisión de crímenes de guerra que tiene como objetivo encontrar a uno de los cerebros de los campos de exterminio del nazismo que ha logrado huir sin dejar rastro, Franz Kindler. Wilson llega a Harper (Connecticut) siguiendo los pasos de uno de los antiguos camaradas de Kindler, pero antes de poder obtener más datos o identificar al fugitivo, éste es asesinado, dejando al agente con las manos vacías. La única pista que le queda es la obsesión del criminal nazi por los relojes antiguos.