Después de perder la vista, Ingrid casi nunca sale de su piso. Todavía recuerda cómo es el mundo donde vivía, pero las imágenes que antes eran muy claras empiezan a ser sutituidas por visiones cada vez más borrosas. Ingrid sospecha que su marido Morten no siempre va a trabajar cuando se despide de ella. ¿No se quedará en el piso para observarla a escondidas? Y cuando dice que escribe correos electrónicos para la oficina, ¿no estará en realidad chateando con su amante?